La Cerollera
El siguiente destino está a 7 minutos tomando dirección SE. Camino de La Cerollera volvemos a toparnos con minas de arcillas y con un bosque de pinos y encinas.
Comemos en la Villa Hostal La Cerollera un menú del día para cargar las pilas.
Por la tarde hemos quedado con Antonio Celma, alcalde de la localidad.
En la plaza de la Constitución se encuentran dos joyas: el Ayuntamiento y la iglesia.
La iglesia parroquial está consagrada a Nuestra Señora del Remedio. Fue construida sobre el antiguo templo que decidieron demoler a principios del siglo XVIII. La nueva edificación la proyectó Antonio Moreno, maestro de obras, vecino de Valdeltormo. A partir de 1734 se inició la nueva edificación bajo el modelo barroco que triunfó en el Bajo Aragón en las décadas centrales de ese siglo.
Posee una planta rectangular con tres naves de igual altura, divididas por esbeltos pilares dobles que crean un espacio amplio y unitario, siguiendo la idea de la basílica del Pilar de Zaragoza.
Su nave central y los brazos de la nave crucero se cubren con bóveda de cañón con lunetos, las laterales con arista y el crucero con cúpula sobre pechinas, decoradas con los cuatro evangelistas, en estuco y pinturas que datan de 1779. Se conserva la antigua sillería del coro, hoy fragmentada y ubicada una parte en el altar mayor tras la restauración general de 1997, con sus misericordias decoradas. La otra se encuentra en el coro ubicado encima del último tramo de la nave central
La fachada principal se subraya con un hastial mixtilíneo coronado con una hornacina donde se ubica la patrona. La torre se yergue sobre un cuerpo inferior de cantería y los tres superiores de ladrillo.
El edificio del Ayuntamiento o Casa Consistorial se realizó en sillería y mampostería y se estructura en dos pisos o plantas. En la planta baja de su fachada principal se abren dos grandes arcos de medio punto que definen la lonja de sillería.
Seguimos el paseo para llegar al Museo sobre La Guerrilla en La Cerollera. La exposición vuelve a aprovechar el edificio del antiguo horno de pan cocer. Es un proyecto desarrollado por el Gobierno de Aragón a través de su programa Amarga Memoria. Se ha contado con la colaboración de La Gavilla Verde, la Asociación local SERVA y vecinos de la localidad. Pretende difundir la historia de la guerrilla antifranquista en Aragón y reconocer el papel de los vecinos que vivieron la presencia guerrillera en sus localidades.
Contiene un completo multimedia que recorre la historia de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA) en tierras aragonesas y un audiovisual que recoge el testimonio de varios vecinos de la localidad que de niños vivieron las actividades de la guerrilla y su lucha contra las fuerzas de la Guardia Civil. La explicación se completa con un panel mural con destacados hechos históricos titulado «La Guerrilla en el tiempo» y un panel explicativo con un mapa del Campamento Escuela de La Cerollera.
Continuamos tras Antonio que nos va mostrando las magníficas viviendas del pueblo. En la calle Ráfec está la casa-palacio del Marqués de Santa Coloma edificado durante el siglo XVI con piedra sillar, que cuenta con una galería aragonesa y un espléndido alero de madera. Aunque lo que más nos llama la atención es que es una casa habitada en la actualidad. Otra gran casona es la casa Pallarés edificada entre los siglos XVII y XVIII. Está distribuida en tres plantas, el superior rematado con un gran alero de madera. Destaca la bella balconada de madera de grandes dimensiones abarcando casi toda la fachada. Nos cuenta Antonio que los dueños viven en Cataluña pero que no han abandonado la propiedad cuidándola para ocuparla durante los periodos vacacionales.
Y siguen las casas y palacios, vemos la Casa Borrás, la Casa Peris, la Casa Marcelino todas con escudos, balcones y rejerías.
También nos muestra las infraestructuras actuales como la piscina o una serie de apartamentos rurales que se construyeron hace pocos años en la parte alta del pueblo, con el objetivo de atraer a un turismo con ganas de pasar unos días en un paraje magnífico, bien conservado a nivel medioambiental y sobre todo tranquilo.
Vamos diciendo adiós a esta zona de la comarca del Bajo Aragón. Nos llevamos una información valiosísima sobre el trazado medieval de estas localidades, la elaboración del aceite o el mundo de la guerrilla después de la Guerra Civil. Hemos podido admirar estilos arquitectónicos que van desde el Gótico hasta el Barroco y la útil ingeniería popular en las neveras. Y finalmente hemos visto las actividades económicas basadas en los cultivos mediterráneos o en las explotaciones mineras.
Cae la tarde y volvemos a casa.
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