La capilla de los Santos Mártires (san Fabián y san Sebastián) en Ariño, ya desaparecida, se acomodaba sobre un arco o puerta de entrada al pueblo: “Está sobre un portal por donde se pasa para bajar al río Martín”, se dijo a finales del XVIII. Daba paso a la plaza del mismo nombre, que a su vez abría camino al recinto más antiguo del pueblo.
Según la Visita Pastoral de 1785, la capilla estaba surtida con ropas, alhajas, lámparas y manteles, aunque no era adecuado celebrar misa, porque “por bajo pasa todo animal inmundo”. El arco-capilla seguía una estructura arquitectónica característica de la mitad oriental de la provincia, muy bien representada en la comarca Andorra-Sierra de Arcos.
A esta capilla de Ariño se subía por unas estrechas escaleras y desde su interior se tocaba un campano para la fiesta de los Santos Mártires, el 20 de enero. Los vecinos organizaban misa y procesión e invitaban a chocolate caliente, magdalenas y miel antes de encender la hoguera y celebrar baile con música de gaiteros.
Actualmente el arco ya no existe, solo queda una hornacina desierta en la fachada de una casa cercana, que aspira a recordar la devoción.
Bibliografía