La ermita de San Pedro de los Griegos en Oliete está situada a unos siete kilómetros del pueblo, cerca de la espectacular sima de San Pedro.
Es casi la única superviviente de un conjunto de edificaciones enclavadas en una finca con una interesante historia. Pocos años después de que se fundara el convento de Nuestra Señora del Olivar en el siglo XIII, Blasco de Alagón cedió a los monjes el usufructo perpetuo de esta importante extensión de tierra. La nueva comunidad construyó edificios y una iglesia dedicada a San Pedro Apóstol, origen de la ermita que nos ocupa. Era conocida como San Pedro de los Griegos, porque se tenía la creencia de que una colonia griega había habitado aquellos lugares.
A finales del siglo XVI este convento fue incorporado al del Olivar y la finca se convirtió en una gran casa de campo dependiente de dicho monasterio.
En el XIX, la desamortización obligó a los monjes a abandonar estas tierras y el marqués de Lazán, descendiente de aquel caballero que había cedido el usufructo a la orden, reclamó la propiedad al Estado. Unos años después de haberle sido devuelta, la vendió a Ramón Julve, vecino de Andorra, quien redujo el tamaño de la nave de la iglesia y suprimió el coro y la sacristía; las dimensiones del templo, que fue bendecido de nuevo el 4 de octubre de 1864, quedaron entonces como las conocemos ahora.
El edificio es de mampostería, con esquinas de sillería (en una de las piedras se conserva un antiguo grabado), y tiene una única nave dividida en tres tramos por arcos apuntados, también de piedra sillar. Estos valores arquitectónicos salieron a la luz cuando fue restaurada y refuerzan la sensación de penumbra constante que envuelve esta iglesia. El acceso se abre en arco de medio punto flanqueado por pilastras que sustentan un entablamento con friso decorado.
Hasta la Guerra Civil se conservó un retablo del siglo XVI, mencionado por Juan Cabré en su Catálogo y por Francisco Falcón, que también describe la procesión que se trasladaba “a la capilla de San Pedro el segundo día de la Pascua de Resurrección desde tiempos muy remotos”. Tradicionalmente, desde Oliete se organizaban procesiones en época de sequía y, por otro lado, este lugar era un punto clave para el descanso de los romeros que se dirigían al monasterio del Olivar desde pueblos tan alejados como Lécera o Alfambra.
Bibliografía
- Lerma Loscos, Josefina, "Ermitas y capillas de la comarca Andorra-Sierra de Arcos. Ermitas y capillas de Oliete", BCI (Boletín de Cultura e Información de la comarca Andorra-Sierra de Arcos)n.º 35, Andorra, CELAN-Comarca Andorra-Sierra de Arcos, diciembre 2019, pp. 16-20.
- "Ermita de la sima de San Pedro", Patrimonio arquitectónico. Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA)
- Thomson, Teresa, "La ermita de San Pedro", Catálogo artístico y monumental, Fundación Quílez Llisterri. Fomento de Arte y Cultura en el Bajo Aragón.