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Nevera, pozo de nieve o pozo de hielo

Estructura de una nevera (El Masino)

Nevera, pozo de nieve o pozo de hielo eran los términos que se utilizaban para definir cualquier tipo de depósito dedicado a almacenar la nieve o el hielo.

 

En el Bajo Aragón hubo numerosas obras hidráulicas de este tipo pues la zona estaba poco poblada y su situación geográfica parece excluir la presencia de un comercio de nieve a larga distancia destinado a poblaciones grandes.


En la comarca Andorra-Sierra de Arcos, destacan las neveras de Estercuel (la del monasterio de Nuestra Señora del Olivar y la del castillo, ambas declaradas en 2021 por el Gobierno de Aragón Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Monumento (BOA, 10 de agosto de 2021) y la nevera de Alloza.


Se suelen clasificar en dos tipos: “de abastecimiento o de montaña” y “de producción o urbanas”.

  • Las “de abastecimiento” se hallaban situadas en las zonas elevadas de los montes y, dependiendo de las características orográficas de la zona, su altitud podía oscilar entre los 1000 y los 1800 metros; en cuanto a las “de producción” se construían en zonas urbanas o en sus cercanías y su utilidad podía ser variada, o bien tenían la función de guardar la nieve que provenía de los pozos “de abastecimiento o de montaña” o se usaban para la fabricación de hielo y conservarlo.
    Los pozos “de abastecimiento o de montaña”, se edificaban normalmente con piedra seca y sin labrar (mampuesto), utilizando a veces el sillarejo. Normalmente, sus cubiertas eran de tablones, ramas, losas e incluso tierra y barro, aunque también los hay que se han cerrado mediante bóvedas por aproximación de hiladas.
  • En lo que respecta a los pozos “de producción o urbanos”, acostumbran a ser magníficos trabajos de cantería, elaborados por artesanos de la piedra con sillares perfectamente labrados y unidos con argamasa, y en algún caso, incluso sus paredes internas han sido enlucidas con masas de cal y arena. El cerramiento de estos pozos urbanos se hacía mediante bóvedas, bien mediante aproximación de hiladas o por arcos de piedra o ladrillo. La función de estas neveras urbanas era o bien guardar la nieve bajada de los pozos de abastecimiento hasta proceder a su venta, o bien la de fabricar hielo y conservarlo, lo cual se conseguía almacenando agua en unas balsas poco profundas cercanas a ellas, que se habían construido para dicho fin; debían hallarse en zonas cercanas a corrientes de agua como ríos, acequias, barrancos o fuentes, para así poder llenar las balsas fácilmente y producir hielo aprovechando las bajas temperaturas invernales.

 

La construcción de estos pozos y la organización para comercializar el hielo fue promovida por los ayuntamientos y otras instituciones locales (como las cofradías) para solucionar los problemas de abastecimientos urbano de cada comarca durante los meses más calurosos. La explotación de las neveras municipales era arrendada al mejor postor por medio de un contrato en el que se especificaba el periodo de venta anual, la obligación de suministro y de conservar el pozo en buen estado.


El proceso comenzaba durante el invierno con la recogida de abundante nieve de buena calidad. Una copiosa nevada requería mucha mano de obra para eliminar de ella la mayor cantidad posible de aire y depositarla en explanadas junto al pozo. Se almacenaba luego en el interior, introduciéndola a través de aberturas superiores. La tarea era dura y peligrosa por las condiciones de frío en que se desarrollaba, propicias a problemas de salud o a accidentes.
En el fondo del pozo se preparaba previamente un emparrillado de maderos, ramas y paja, formando una capa de aislamiento para evitar el contacto de la nieve con el suelo; así se facilitaba el drenaje del agua derretida hacia el desagüe del pozo. Luego se utilizaba paja para ir separando la nieve o el hielo, bien compactados ellos, cada 30 o 40 cm, que funcionaba a modo de aislante entre las distintas capas que se iban formando, así como de las paredes laterales del recinto, lo que permitía un adecuado posterior troceado para su manipulación o transporte.
Al comenzar la temporada de venta, la nieve almacenada se cortaba en bloques y se sacaba por las aberturas superiores; los bloques se compactaban en cajones de madera y el transporte se realizaba a lomos de caballerías o en carros durante las horas de menor actividad solar.

Referencias bibliográficas

  • Terrén Cervera, Ángel, "Las neveras, pozos de nieve o de hielo", El agua, vida y paisaje en las comarcas de Andorra-Sierra de Arcos y del Bajo Martín (anexo de la Revista de Andorra y de Rujiar), Centro de Estudios Locales de Andorra (CELAN), Centro de Estudios del Bajo Martín (CEBM), Comarca Andorra-Sierra de Arcos, Comarca del Bajo Martín, ADIBAMA, 2007.
  • Bayod, A. y Benavente, J. A., "Neveras y pozos de nieve o hielo en el Bajo Aragón. El uso y comercio de la nieve en la Edad Moderna", Al-Qannis n.º 8, 1999.
  • Noguero, Santiago, "Los pozos de nieve y hielo", El blog de Santiago Noguero, septiembre 2014.

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