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Higinio Artigas, fundador a finales del s. XIX de la empresa de la familia Artigas. |
El pielero es el comprador o comerciante de pieles crudas, oficio que en Andorra y comarca está asociado con la familia Artigas, que desde 1898 se dedica a este comercio de pieles.
En el año 1898 HIginio Artigas empezó este negocio casi sin darse cuenta. Empezó comprando y vendiendo pieles a la vez que iba a vender romeros. Pasado un tiempo decidió ir a Barcelona a vender las pieles. Empezó a viajar y a darse cuenta de que con el ir y venir ganaba dinero y así empezó su negocio.
Compraba pieles en los mases de la comarca y cargado se iba a La Puebla de Hijar, donde cogía el tren para venderlas en Anónima de Pieles en Barcelona, una industria estatal.
Hacia los años 50 dejó su empresa en manos de dos de sus hijos, Higinio y Jesús. HIginio suministraba las pieles y Jesús se encargaba del negocio.
Pronto se incorporó la tercera generación en la persona de Luis Artigas, quien al volver de la mili empezó a trabajar en la empresa familiar junto a su tío Higinio y a su padre, Jesús.
Y actualmente, en 2021, la cuarta generación, tres hijos de Luis (Alberto, Javier y César), sigue con el negocio, al que se ha incorporado Alberto Artigas Cañadas, ya de la quinta generación.
Javier Artigas explicaba en una entrevista (a la que se puede acceder desde la bibliografía abajo citada) publicada en 2020 en el BCI (Boletín de Cultura e Información) algunos detalles del oficio.
El trabajo de la piel
El trabajo de la piel tiene tres fases: el secado, el curtido y, finalmente, la confección.
Ellos se han especializado en el secado, cuya técnica ha ido evolucionando con el tiempo (desde el secado natural, pasando por el uso de la naftalina y acabando con el empleo de sal marina).
Ya secadas pueden durar entre un año y tres sin estropearse. Una vez trabadas se clasifican teniendo en cuenta las calidades del cuero y de la lana, que luego se venden principalmente a empresas extranjeras de Turquía, China, Pakistán o Italia, aunque también a industrias españolas.
Todas las partes del secado y clasificación tienen un gran componente manual. La maquinaria, sobre todo, se utiliza para el amontonamiento y traslado de las pieles.
Lo que ya no se realiza en la empresa son las dos últimas fases del proceso: el curtido y la confección.
Referencias bibliográficas
- Ara Comín, Beatriz y Villarroya Bullido, "Los pieleros", BCI (Boletín de Cultura e Información) n.º 37, Andorra, CELAN, 2020.