Gaseosas La Andorrana era el nombre con el que se conoció la fábrica de espumosos de los Hermanos Bielsa, industria que se fundó en la localidad de Andorra (Teruel) en el año 1941 para la elaboración de gaseosas y otros refrescos.
Las aguas carbonatadas efervescentes eran muy apreciadas ya desde la antigüedad, al principio fueron las farmacias los lugares en donde los boticarios preparaban estas bebidas para remediar la acidez o el malestar del estómago. Pero más adelante surgieron las gaseosas y demás refrescos y la fuerte demanda y los avances de la tecnología hicieron que apareciesen las fábricas, que al principio solían ser fábricas locales. En 1950 existían en España más de 5000 fabricantes de bebidas gaseosas.
En Andorra se fundó en 1941 la fábrica conocida por el nombre de Gaseosas y sifones La Andorrana, en la calle denominada actualmente Don Casimiro Escrig. Los propietarios de esta industria familiar fueron los hermanos José y Santos Bielsa y sus esposas Carmen Villanueva y Francisca Tomás. Mas adelante, una hija de Carmen y su marido Samuel Baceiredo continuaron con la fábrica, tras la jubilación de los padres, hasta 1984, año en que cerró la empresa.
Al principio fabricaban la gaseosas de pito, así llamadas porque llevaban en su interior un pito de cristal (como una canica), que impedía la salida del líquido por efecto de la presión del agua gaseosa: el pito era el que hacía de tape por la presión. Cuando en el 68 se transformó la fábrica y se empleaban las otras botellas de gaseosa, las del tape, rompieron todas las botellas antiguas de gaseosa para sacar los pitones.
Para la elaboración de sus productos, en los comienzos de la empresa, tenían que ir a la fuente a coger el agua en cubas cargadas en carros y tiradas por caballerías ya que el agua corriente no había llegado todavía a las casas. En los años de sequía debían ir de madrugada porque durante el día había grandes colas para coger agua.

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Samuel Baceiredo con una barra de hielo |
En 1955 empezaron a fabricar también barras de hielo. Entonces pusieron electricidad en la fábrica ya que hacían falta cinco motores para producirlo.
También preparaban refrescos de piña y naranja y el Espumi, que era un refresco de cola que se llamaba así ya en Zaragoza, y sifones que hacían con agua y gas, aunque era mucho más peligroso el fabricarlos porque llevaban mucha presión.
Para cada bebida la cantidad de presión del gas era distinta. Para la gaseosa había que marcar 4 en el manómetro, 2 para la naranjada, la piña y el Espumi y 6 para el sifón.
Más detalles y anécdotas en el artículo "Las gaseosas", publicado en el BCI y citado en la bibliografía.
Bibliografía