Los altares del Corpus Christi constituyen una tradición vinculada a la festividad católica del Corpus Christi, destinada a celebrar la Eucaristía, que tiene lugar 60 días después del Domingo de Resurrección.
Los altares, coincidiendo con la festividad religiosa, eran preparados por las vecinas en las fachadas de las casas utilizando alfombras, cortinas, manteles, colchas, mantones, engalanándolos con jarrones con flores y macetas y enramadas de chopo y rosas para enmarcar el altar.
Los altares eran visitados en procesión con los niños y niñas de la primera comunión, que volvían a vestirse con su traje para esa festividad, acompañados por el cura, que portaba la custodia. El sacerdote se paraba en cada uno de los altares mostrando la custodia a los fieles y se rezaba alguna oración.