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Ventas, posadas y fondas

Fonda ejulve
Fonda de Ejulve

Ventas, posadas, fondas… Distintas denominaciones para establecimientos de hospedaje que a lo largo de los siglos han proporcionado alojamiento a las personas y, cuando el transporte se realizaba con caballerías, también a las bestias.

Las ventas casi siempre estaban en los cruces de caminos (como la Venta La Pintada, en Gargallo), mientras que las fondas o posadas solían estar en el centro del pueblo.

 

El viajero tenía casi obligatoriamente que pasar la noche en el pueblo al que se dirigía, ya que si iba en caballerías, como antiguamente, los viajes eran muy largos y por la noche no se solía viajar. Más tarde, cuando hubo transporte por autobús, era habitual que de los pueblos solo saliera uno por las mañanas y por lo tanto también se veían obligados a pasar la noche. Más adelante, ya con los coches particulares, estas fondas de los pueblos fueron perdiendo importancia y poco a poco cerrando.

 

El término fonda se generalizó a mediados del XIX, ya que antes era más común hablar de posadas y ventas. La fonda era un establecimiento hostelero, donde se ofrecía cama y comida y normalmente también cuadra para guardar los animales con los que llegaban hasta el pueblo. Eran hospedajes más esmerados que los anteriores, aunque de menor categoría que los hoteles.

Fondas en las localidades de la comarca Andorra-Sierra de Arcos

En la comarca Andorra-Sierra de Arcos hubo fondas en muchos de los pueblos. En Ariño, Oliete, Andorra y Ejulve, hubo dos y hasta tres fondas, que se solían denominar Fonda Nueva y Fonda Vieja, excepto en Oliete, ya que una de ellas se llamaba “Río de Plata”.

 

Bien situadas, en el centro de la población o en la calle o plaza principal o aprovechando el cruce de caminos, eran fáciles de encontrar. Las fondas o posadas más antiguas estaban instaladas normalmente en casas de grandes proporciones, con entradas y portales amplísimos para que pudieran entrar los carros. A veces estos patios estaban empedrados para que no resbalaran las caballerías. Solían tener una amplia escalera, como en la antigua posada de Ejulve.

El número de habitaciones variaba. El baño era compartido. Tenían cuadra para poder guardar a los animales. No había salas comunes, las personas alojadas debían estar en las habitaciones o en el comedor, donde se daba comida no solo a los alojados sino a cualquier persona que quisiera.
La titularidad de las fondas era del hombre, aunque las que se ocupaban de todo eran las mujeres y sus hijas: lavaban, fregaban, cocinaban, en las cocinas llamadas económicas, que había que rellenar con carbón o leña. Los hombres llevaban las cuentas y alguna tarea que requería más fuerza.
Los productos para las comidas solían ser de la misma huerta del propietario o de las masadas de alrededor, donde compraban también las carnes, pollos o conejos.

 

Los huéspedes eran de lo más variopinto: médicos, maestros, facultativos, dentistas, notarios, fotógrafos, actores, músicos del baile de las fiestas, cazadores, chóferes y veraneantes. Los más asiduos eran viajantes, vendedores ambulantes, arrieros y tratantes de ganado. El trabajo en las fondas era incesante, no había horarios determinados, estaban a todas horas abiertas y, aunque de noche se cerrara la puerta, siempre se abría si llegaba alguien. En algunas de ellas estaba el teléfono público.

Un caso algo especial es el de las fondas de los Baños de Ariño:

La fonda El Molino, ubicada en uno de los edificios de un antiguo molino harinero construido a finales del siglo XIX, fue destinada desde el primer cuarto del siglo pasado como lugar para hospedar a los bañistas pudientes que venían a tomar el agua de los cercanos manantiales termales. Estuvo abierta hasta los años 60. En 1976 Valentín Gracia Blesa y su mujer Miguela compraron el edificio, que continuó como centro hostelero hasta 1991. Contaba con un amplio número de habitaciones.

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Fonda Los Garranchas

La fonda Los Garranchas, muy próxima a la fonda El Molino, tenía como propietaria a María Serrano. Disponía de unas 9 habitaciones y a esta fonda acudían bañistas con economías más modestas, con habitación y derecho a cocina. Estuvo en funcionamiento desde principios del siglo XX hasta su cierre en 1970.

 

Se puede consultar más información sobre las antiguas fondas de las localidades de la comarca Andorra-Sierra de Arcos en el artículo citado en la bibliografía.

Referencias bibliográficas

  • Ara Comín, Beatriz; Peguero Serrano, José María y Villarroya Bullido, M.ª Pilar, "Las fondas o posadas", Boletín de Cultura e Información (BCI) n.º 24, Andorra, CELAN, 2014.

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