Centro de Estudios Locales de Andorra
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Antes de llegar la luz eléctrica, las casas se alumbraban con candiles de aceite y en las calles se utilizaban farolas que los alguaciles se encargaban de cargar con aceite por el día y encenderlas al anochecer.
La primera central eléctrica, la Compañía Eléctrica Rivera-Bernad Sociedad en Comandita, que suministró electricidad a las localidades de la actual comarca Andorra-Sierra de Arcos se montó en Albalate en 1901.
El suministro eléctrico llegó a Andorra en 1902 y a Alloza en 1905. También suministraba a Ariño, Oliete y Ejulve.
La red llegaba en los pueblos a lo que llamaban “la central”, que era en realidad otro transformador que pasaba los 10 000 voltios a 125, con los que se alimentaba la red de distribución local. En Andorra la red de distribución local estaba situada en la Fuente del Lugar y el representante de la compañía era Andrés Blasco. Posteriormente fueron Antonio Ciércoles, José Catalán, Pascual Abellán y desde 1935 Manuel Gil Oliver.
A finales de los años 20, Isidro Abellán y un grupo de labradores montaron una central eléctrica en Andorra, que duró solo tres años, por lo que después de ese tiempo se realizó de nuevo el enganche a la red de Rivera-Bernad, que amplió sus instalaciones junto al puente colgante de Ariño y ubicó la distribución local en la actual avenida de San Jorge.
En Oliete se construyó la central Electra Olietana, al hacer el Pantano de Cueva Foradada, que funcionó hasta 1966.
Los trabajos que habitualmente hacían en los pueblos eran variados: encender el alumbrado público al atardecer y quitarlo al hacerse de día accionando un interruptor manualmente; montar los contadores y conectarlos a la red, hacer “listas” -lo que consistía en tomar la lectura mensualmente y pasar a cobrar el importe del suministro-, arreglo de pequeñas averías, revisión periódica de las líneas de alta tensión y las de distribución…
Se tenían ventajas: poder vivir en la vivienda propiedad de ERZ donde se ubicaba el transformador, aunque en ocasiones este estaba en una caseta en las afueras; tener importantes descuentos en el precio de la electricidad y recibir aguinaldo para Navidad. Como contrapartida, estaban siempre de guardia, disponibles para solventar cualquier avería; así que, para ir de vacaciones, algún compañero debía hacerse cargo del servicio.
Aun siendo empleados de las compañías, a nivel particular era frecuente que hiciesen las instalaciones de las casas y de alguna pequeña industria.
Las averías más habituales eran los cortocircuitos que se producían por la deficiente calidad de los conductores trenzados aislados con algodón, especialmente al coger humedad cuando se blanqueaba la casa. También eran frecuentes las averías debidas a la rotura de los cables a causa de las inclemencias del tiempo o por las aves que se apoyaban en ellos. La empresa les suministraba la ropa de trabajo, casco y guantes, así como trepadores y cintos para subir y trabajar en los postes.
Para trabajos mayores -como tender una línea, montar un transformador o reparar averías importantes estaba la brigada, formada por un grupo de trabajadores que se desplazaban hasta la zona de Montalbán y Utrillas y también eran responsables de atender los pueblos que no tenían luceros.
EL CELAN (Centro de Estudios Locales de Andorra) tiene como objetivo la investigación y estudio de los diferentes aspectos de la realidad cultural de Andorra y su ámbito comarcal, así como la defensa del Patrimonio Artístico e Histórico.
La actual organización del CELAN fue aprobada en la Asamblea General de Socios de febrero de 2001. Los órganos directivos -como las de cualquier organización- son la Asamblea General de Socios y la Junta Directiva.
El Centro de Estudios Locales de Andorra (CELAN) comenzó su andadura en la primavera de 1999. Sus miembros fundadores proceden básicamente del Departamento de Geografía, Historia y Ciencias Sociales del I.E.S “Pablo Serrano” de Andorra y de la Universidad Popular de Andorra.