Centro de Estudios Locales de Andorra
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El Papiro fue un periódico editado por alumnos y profesores del Instituto de Bachillerato de Andorra, cuyo primer número apareció en diciembre de 1983.
El equipo de redacción inicial estaba integrado por: Javier Alquézar, Chema Andrés, Paco Balaguer, Ángel Burillo, Luís Domene, Cecilio Jiménez, José I. Gracia, Rafa Guía, Angelines Lázaro, Manolo Liarte, Juan Antonio Castillo (Pálmer), Juan Carlos Pellicer, Mamen Polo y Óscar Tomás.
En su PAPITORIAL se presentaban así:
"Con este número nace una ilusión. Una ilusión que hace partícipes a varias personas que han trabajado por y para este periódico... queremos que te agrade, por lo cual pedimos tu necesaria colaboración. El Papiro es tu periódico, está hecho para ti. Queremos recordar a Entabán, nuestro predecesor... "
En sus últimos números El Papiro llegó a sacar un suplemento literario, que más adelante tendría continuación en la sección fija "Palabras en el aire". del siguiente periódico escolar del instituto, La Factoría, que en 1993 comenzaría su andadura.
Heraldo de Aragón y la CAI le otorgaron a la publicación un premio al mejor periódico escolar.
El último número se publicó en 1990.
En el libro 25 años de enseñanza medias en Andorra. Una visión muy particular, que el IES Pablo Serrano editó en 2002 como conmemoración de su aniversario, un antiguo alumno explicaba en clave de humor -en el artículo del que se reproducen a continuación algunos extractos- cómo fue el nacimiento del periódico El Papiro en 1983.
EL NACIMIENTO DE «EL PAPIRO» Y SUS PRIMEROS PASOS
Juan Antonio Castillo Palmero (Pálmer)
- La concepción -
Fue una cosa premeditada y estudiada por los conocedores de la existencia de cosas como ésta en otros centros (los profesores) y un grupo indefenso de estudiantes, casi todos vírgenes en este sentido y en otros que no vienen a cuento. El encuentro se produjo en un aula pequeña, que en tiempos se utilizaban para tutorías de las diferentes asignaturas. Allí aquel grupo de profesores despertaron en nosotros, los estudiantes, la curiosidad de aquello que se iba a gestar y que resultaría algo de lo que ellos ya tenían una idea clara y nosotros teníamos claro que no teníamos ni idea. Allí se produjo el reparto de funciones para que la gestación se sobrellevara sin pesadez.
-La gestación-
Después de haber tragado, perdón, de haberse llevado a cabo esta fecundación, quedaba la ardua tarea de ir formando lo que todavía no tenía nombre ni color, ni sexo, ni religión, ni ataduras, ni marcas, y lo que era aún más difícil, el convencerme a mí mismo de quién me manda a mí meterme en estos berenjenales. Pero enseguida nos pusimos manos a la obra y, poco a poco, iban surgiendo cosas que, no por cotidianas, dejaban de tener algún interés como para ser dignas de ser reflejadas en aquello que iba a nacer. Una vez superado el escalón de haber conseguido algo sobre lo que escribir, quedaba la tarea de ejecutarlo sobre un papel, pero no con los medios actuales, no, con los de una máquina de escribir, el que la tenía, o a mano el que no disponía de otros medios. También era tarea de cada uno el aportar ilustraciones de todo tipo, aunque no fuera para lo suyo.
Con todo aquello que cada cual iba aportando, se juntaba un sinfín de escritos y dibujos con tachaduras, rotos, sobreescrituras y otros restos tanto animales como minerales que había que hacer encajar en el rompecabezas que nos habíamos propuesto montar. Menos mal que existían ya entonces los procesadores de texto, no como se conocen en la actualidad, sino una cosa un poco más simple y algo más artesanal: había dos o tres personas que recogían la mayoría de los textos y los volvían a pasar a máquina, procurando no cometer las faltas que contenían los originales y adaptándolo a los formatos que previamente se habían consensuado de lo que iban a ser cada una de las páginas. A base de tijeras y pegamento se confeccionaban cada una de las páginas, y una a una, desde la portada hasta la contraportada, se iban conformando ante nuestros ojos. Aquello fue como una primera ecografía de nuestra creación, nos emocionamos ante la visión de aquello que habíamos creado y ante la aclaración de que aquello no tenía ni color, ni sexo, ni religión, ni ataduras, ni marcas y -lo que era aún más difícil- me convencí de que por aquello había merecido la pena meterme en estos berenjenales.
También funcionó unos años Radio Papiro. Los sábados, desde las diez de la mañana hasta las tres de la tarde sin parar, desfilaban un amplio elenco de locutores, actores y reporteros del instituto en programas de todo tipo hasta que tuvo que dejar de emitir el 30 de enero de 1986 al recibirse una orden de cierre inmediato del director provincial de Educación debido a la presión de otras emisoras que alegaban interferencias con ellas y la amenaza de multas en caso de no clausurar la emisora escolar.
EL CELAN (Centro de Estudios Locales de Andorra) tiene como objetivo la investigación y estudio de los diferentes aspectos de la realidad cultural de Andorra y su ámbito comarcal, así como la defensa del Patrimonio Artístico e Histórico.
La actual organización del CELAN fue aprobada en la Asamblea General de Socios de febrero de 2001. Los órganos directivos -como las de cualquier organización- son la Asamblea General de Socios y la Junta Directiva.
El Centro de Estudios Locales de Andorra (CELAN) comenzó su andadura en la primavera de 1999. Sus miembros fundadores proceden básicamente del Departamento de Geografía, Historia y Ciencias Sociales del I.E.S “Pablo Serrano” de Andorra y de la Universidad Popular de Andorra.