José Zurita y Mediavilla fue médico en Oliete durante cuarenta años, localidad en la que falleció el 17 de octubre de 1884.
Tuvo dos hijos que también fueron profesionales de la sanidad en pueblos de la actual comarca Andorra-Sierra de Arcos: Francisco de Paula Zurita y Simón, que ejerció como médico en Oliete, y Jacobo Zurita y Simón, farmacéutico en Estercuel.
Los escasos datos que de José Zurita se aportan en esta entrada proceden de las necrológicas que tras su muerte se publicaron en La Farmacia Española. Revista científica y profesional1 y en La Asociación. Revista profesional y científica2
Notas
1 "Sensible pérdida.- El día 17 del pasado Octubre falleció en Oliete D. José Zurita y Mediavilla, padre de nuestro comprofesor el farmacéutico de Estercuel D. Jacobo. El Sr. Zurita desempeñó por espacio de cuarenta años el cargo de cirujano titular de Oliete, y durante ese tiempo supo granjearse las simpatías y consideración del vecindario, cumpliendo á satisfacción de todos con sus deberes profesionales. Acompañamos á D. Jacobo Zurita y á su apreciable familia, en el dolor que les ha producido esta desgracia que les aflige". (La Farmacia Española n.º 46, 3 de noviembre de 1884)
2 "Muy Sr. mío y distinguido comprofesor [Sr. Director de La Asociación]:
Por el correo de hoy, remito á V. una esquela funeraria de mi querido Padre, D. José Zurita y Mediavilla (Q. E. P. D.) que falleció en Oliete, después de 40 años de servicios como Cirujano titular en aquella villa.
[...]
No me compete á mí biografiar la vida de aquel mártir y héroe de la caridad, porque el pueblo de Oliete será testigo imperecedero.
Aquellos habitantes le han visto constantemente en la brecha cumpliendo su deber en demasía, especialmente en la epidemia colérica del 54, que, huérfano y solo por defunción del Médico, hizo frente al terrible azote.
Aunque se le veía decaer por el cansancio, no desmayaba, antes bien, seguía impertérrito su elevada misión profesional.
Ya en los días postreros de su existencia, cuando ya apenas pertenecía al mundo, corría presuroso á la cabecera de las parturientas para asistirlas con su asiduidad acostumbrada, esperando ellas con fé un buen resultado, tan solo con su presencia; pues en tal sentido, le tenían y consideraban como un ídolo, porque su buena estrella ó su ciencia (que esto no lo discuto) jamás le proporcionó un fracaso en ese ramo.
[...] Jacobo Zurita" (La Asociación. Revista profesional y científica, n.º 20, 31 de octubre de 1884)
Referencias bibliográficas