Centro de Estudios Locales de Andorra
Ermita del Santo Sepulcro, Estercuel
En un pequeño monte “a medio cuarto de hora del lugar”, junto al cementerio de Estercuel, se encuentra el calvario.
La ermita del Santo Sepulcro fue construida en el siglo XVIII para albergar la estación XIV del vía crucis. Era “bastante decente y capaz”, con un solo altar; los vecinos subían en procesión en Cuaresma y celebraban dos misas al año. Detrás del altar, según consta en la sepultura, fue enterrada Ana María Abello en 1793.
Tiene planta cuadrada dividida en tres naves idénticas, que a su vez se dividen en tres espacios mediante pilastras; sobre estos apoyos se desarrollan una gran cúpula central, cuatro pequeñas cúpulas en las esquinas y cuatro bóvedas de cañón, una de ellas con lunetos. Este tipo de distribución -una cruz griega inscrita en un cuadrado- es de tradición bizantina y recibe el nombre de quincunx (puede imaginarse como el número cinco de los dados).
El modelo se aplicó por primera vez en la península ibérica en la iglesia de Santa Isabel de Portugal de Zaragoza en 1681. Una de las escasas ermitas que siguió este esquema (más frecuente en las iglesias) es la de Nuestra Señora del Pueyo de Belchite, concluida por el arquitecto Juan Faure, quien había construido asimismo la nueva iglesia parroquial de Estercuel; cabe la posibilidad de que diseñara esta del Santo Sepulcro, lo que explicaría que este modelo llegara a un lugar alejado de los centros artísticos.
Los muros se obraron con mampostería y tapial, austeros, sin aberturas, aunque ahora hay un óculo en la parte este; la pared oeste cuenta con tres contrafuertes y la fachada sur está revestida de mortero de cal. La cubierta de teja árabe, a cuatro aguas, se remata con un alero de tejas y rasillas alternativas, tradicionales en la zona y de influencia mudéjar. El edificio tiene un pequeño atrio de forma rectangular y un portón de madera inscrito en un arco de medio punto, por el que se accede al templo descendiendo unos peldaños.
En contraste con la sobriedad del exterior, el interior –concebido como una gran sala- rebosaba de elementos decorativos y simbólicos, característicos del Barroco. Pilares, pilastras, arcos y todo el perímetro de las paredes están ornamentados con molduras de yeso, y en distintos puntos aparecen rosetones, querubines, conchas, flores y otros motivos de figuras también de escayola. Cubriendo pilares, muros, bóvedas y cúpulas, pinturas al fresco recorrían los recovecos de la sala con decoraciones florales y naturalistas, caras de angelitos y geometrías que querían aparentar relieves. Una parte de esos vistosos motivos, así como fragmentos de la cartela que se leía en la cúpula central, han podido ser recuperados.
El edificio, que data del siglo XVIII, estuvo a punto de perderse por completo, pero en 2007 un minucioso proyecto puso en marcha su rehabilitación. La iniciativa de la Asociación de Jóvenes Estercuelanos, que ya venía recuperando el calvario en su conjunto, fue el motor fundamental de esta rehabilitación. A su iniciativa se sumaron las ayudas de distintos organismos públicos, de vecinos y empresas locales (unas baldosas en el suelo tienen grabados los nombres), lo que permitió asimismo incorporar algunos elementos (una mesa de altar, un suelo geométrico) y que la Fundación Santa María de Albarracín restaurara las pinturas.
EL CELAN (Centro de Estudios Locales de Andorra) tiene como objetivo la investigación y estudio de los diferentes aspectos de la realidad cultural de Andorra y su ámbito comarcal, así como la defensa del Patrimonio Artístico e Histórico.
La actual organización del CELAN fue aprobada en la Asamblea General de Socios de febrero de 2001. Los órganos directivos -como las de cualquier organización- son la Asamblea General de Socios y la Junta Directiva.
El Centro de Estudios Locales de Andorra (CELAN) comenzó su andadura en la primavera de 1999. Sus miembros fundadores proceden básicamente del Departamento de Geografía, Historia y Ciencias Sociales del I.E.S “Pablo Serrano” de Andorra y de la Universidad Popular de Andorra.