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Foto del archivo de Felipe Aznar Blasco |
En Crivillén desde finales de los años 50 hasta mediados de los 60 se creó un grupo de música. El grupo no llegó a ponerse nombre propio, pero bien se les podría denominar, por su lugar de origen, como Orquesta Crivillén.
Pedro Ariño Boltán a la guitarra, su hijo Ángel Ariño al acordeón y Felipe Aznar Blasco a la batería componían este combo, que se mantuvo desde 1958 hasta 1966.
Felipe Aznar escuchó una noche de verano de 1955 en el baile de Crivillén la orquesta Ritmo y Melodía de Peñarroya de Tastavins, una banda fundada en 1933 y dirigida por el director Desiderio Martí, que interpretaba tanto temas propios, El Caracol, como clásicos: Mi vaca lechera de Juan Torregrosa, La violetera de Raquel Meller, etc.
Felipe Aznar no paró desde entonces hasta conseguir que su padre le comprara una batería para poder practicar y de esa forma acompañar a Ángel y Pedro, que solo disponían de guitarra y acordeón.
“Apenas ensayábamos -afirma Felipe Aznar-. Nuestras influencias más directas eran José Guardiola, Los Panchos y la música folk de la tierra, es decir, la jota. En 1960 los directos no son como ahora, no se disponía de equipo de sonido y la mayoría de las veces, por no decir siempre, tenía que cantar sin micrófono. La curva de piedra, Bambina Bambina, 12 cascabeles o La vaca lechera figuraban en nuestro repertorio de 20 o 30 canciones”.
El grupo tocaba en el Baile Ducal de Crivillén y hacía salidas a localidades vecinas. En Alloza tocaron en El Moderno y El Rumbo.
Siendo aún un adolescente, Felipe, tras la muerte de su madre, se tuvo que ir a vivir a Barcelona con su tía, pero todos los veranos Felipe volvía a Crivillén de nuevo con su trío, que al final se convirtió en un dúo de acordeón y batería, ya que Pedro Ariño abandonó debido a lo poco que se le oía.
Pasados 50 años, Felipe Aznar sigue en este mundo de la música a su manera. Escribe letras que registra en la SGAE y tiene un himno, cómo no, Homenaje a Crivillén, escrito por él mismo. Recientemente una orquesta le ha comprado una de sus letras.
Bibliografía