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Nuestra Señora del Pilar (ermita, Andorra)

Ermita de Nuestra Señora del Pilar (Andorra)

ermita pilar nave central
Nave central de la ermita del Pilar

Caracterizada por elementos típicos del llamado gótico del Bajo Aragón, fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 2002.

 

La ermita de Nuestra Señora del Pilar se asienta sobre los restos de la iglesia románica de Santa María Magdalena, en el primitivo núcleo urbano. La iglesia, al pie del monte de San Macario, sufrió diversas reformas y ampliaciones entre los siglos XIV y XVI, hasta alcanzar su aspecto actual. En 1585 ya no ponían en ella nuevos altares ni se hacían reparaciones porque se estaba construyendo una iglesia nueva y “esta quedará desierta o hecha ermita”. La denominación de ermita corresponde a una titulación eclesiástica y no es infrecuente que antiguas iglesias parroquiales pasaran a tener esa consideración. La de Andorra adoptó la advocación de Nuestra Señora del Pilar desde principios del XVII y en ese siglo también aparece documentada la cofradía dedicada a esta Virgen.

 

En 1771, aunque necesitaba algunas reparaciones, era cuidada por los fieles (en particular por los de dicha cofradía del Pilar). Se subía a ella en procesión para decir misa “en los terceros días de las tres Pascuas” y en otras festividades había misa cantada, sermón, vísperas y aniversarios de difuntos. A mediados del XIX, había “mucha devoción en el pueblo”.

 

Hay que tener en cuenta, antes de abordar su descripción arquitectónica, que esta ermita ha sido restaurada en varias fases. En la primera actuación, en las últimas décadas del siglo XX, se llevó a cabo una excavación arqueológica que sacó a la luz muros de la primitiva edificación y diversos enterramientos, se arreglaron las bóvedas y tejados, se sustituyeron sillares desgastados en los muros por piedra de Calatorao (cuyo color contrasta con los originales) y se colocó una puerta y alabastro en los vanos, por citar algunos trabajos. Ya iniciado el XXI, fueron restauradas las claves y las pinturas de la bóveda de la cabecera, se instaló iluminación y se arreglaron las cornisas, entre otras labores. Las reformas han sacado a la luz los antiguos elementos constructivos y decorativos, y hoy pueden verse los muros desnudos y apreciar la belleza de los detalles de esta singular edificación, que no experimentó aportaciones en época barroca.

 

ermita pilar fachada
Portada de la ermita del Pilar

Exteriormente destaca la portada que se abre en la fachada de los pies del templo, con pocos detalles ornamentales, de una gran austeridad, pero también de gran encanto. Está definida por cuatro arquivoltas o arcos de medio punto en degradación que apoyan sobre dos impostas, que a su vez se disponen sobre dos finos baquetones, abiertos en el mismo muro. Entre los dos primeros y los dos últimos arcos existe una notable separación a base de dovelas lisas de buenas proporciones y bien labradas. Y entre las dos primeras arcuaciones hay arquillos de traza cuidada que constituyen la única decoración de la portada; la ornamentación a base de arquillos está muy extendida en todo el Levante español y en Aragón se encuentra, por ejemplo, en el monasterio de Rueda.

 

La ermita, fabricada con sillares bien tallados, tiene una nave central, de forma rectangular, con cabecera plana sin ábside visible al exterior. Está dividida en cinco tramos y cubierta por cinco bóvedas de crucería sencilla, con dos nervios entrecruzados, sostenidas por arcos fajones apuntados que apoyan a media altura del muro, sobre robustas pilastras. Los entrecruzamientos de estos nervios tienen claves decoradas con escudos nobiliarios que han ayudado a los investigadores a establecer la cronología de la construcción.

 

A la izquierda de la nave –o lado del evangelio- entre los contrafuertes existieron altares abiertos en el muro, cerrados por un arco apuntado y apoyados sobre un banco corrido, de los que se conservan los huecos.

ermita pilar capillas lateralesEstas capillas tenían su correspondencia en el lado de la epístola, pero este muro derecho se derribó para abrir y levantar otra nave, que consta de dos capillas de planta cuadrada, separadas por gruesos arcos. La primera se abre con un arco moldurado y decorado, con columnas dobles a ambos lados y capiteles. Tiene una bóveda de crucería sexpartita, de nervios que se unen en la clave central, y se ilumina mediante un óculo con tracería basada en trilóbulos abierto en el muro sur; está reforzada al exterior por dos contrafuertes que recogen el empuje de la bóveda. La segunda es de crucería sencilla, de dos nervios que se unen y entrecruzan en la clave central; también tiene un grueso contrafuerte exterior y recibe luz por una saetera.

A los pies del templo, a la izquierda, se añadió una capilla lateral de planta cuadrada, de igual anchura que el quinto tramo de la nave, al que se abre con un grueso arco, que según algunos autores pudo ser el comienzo de una torre que no se llevó a cabo; tiene bóveda de crucería sencilla, de dos nervios entrecruzados en la clave central.

Hace unas décadas, a la derecha de la puerta de entrada todavía se encontraba una escalera que subía a un coro alto, de madera, iluminado por un gran óculo protegido del exterior con una placa de alabastro.

 

ermita pilar clave bóvedaEl interior de la ermita está decorado con ménsulas de arranque en las nervaduras y con claves en cada tramo de bóveda. Las ménsulas se decoran con motivos vegetales de flora local que recuerdan a las que se encuentran en la iglesia gótica de Molinos. Las claves ostentan los escudos que presidían la sede zaragozana durante las distintas épocas de construcción, salvo en el caso del tercer tramo, decorado con un tema geométrico.

El historiador Javier Cañada, basándose en el estudio heráldico, determinó que los cuatro primeros tramos de la nave central se hicieron entre 1345 y 1352, y que la mayor responsabilidad de la construcción de este edificio recayó sobre el arzobispo de Zaragoza, don Pedro López de Luna. Los cuatro tramos tienen la misma altura, la misma molduración en sus nervios y las mismas marcas de cantero. En una segunda etapa constructiva, la de mayor calidad estilística, se haría la primera capilla del lado de la epístola y la capilla situada a los pies; en ambas aparece el escudo de don Dalmau de Mur y Cervellón, y se datan entre 1431 y 1456. En la tercera etapa se construiría el coro y el hastial, donde se ve el escudo de don Juan I de Aragón (1460-1475). Finalmente, entre 1478 y 1520, en tiempos de don Alonso de Aragón, se hizo la segunda capilla del lado de la Epístola. Por su parte, el investigador Manuel Siurana está de acuerdo en la primera y en la última etapa constructiva señaladas, pero disiente en las dos etapas intermedias. Para él la segunda etapa supondría la realización de la primera capilla del lado de la epístola y del quinto tramo de la nave, mientras que la capilla lateral sería una obra posterior.

Bibliografía

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