Cantavieja
El último pueblo de este “A tiro de piedra” primaveral es Cantavieja. El acceso lo hacemos por la A-226 siguiendo el curso del río Cantavieja. El paisaje sigue dominado por la roca caliza y los bancales aterrazados que tratan de arañar tierra llana a las pendientes. Tras una curva cerrada iniciamos el ascenso al talud sobre el que se asienta el núcleo urbano.
Es la capital administrativa de la comarca del Maestrazgo. Declarada Conjunto Histórico Artístico en 1981 por su interés monumental arquitectónico y su rico pasado. En enero de 2014 entró a formar parte de la Asociación «Los Pueblos más Bonitos de España» con los 23 pueblos españoles que disfrutan de este reconocimiento. Es tierra de frontera y esto ha marcado su devenir y su historia. Su fisionomía de trazado medieval invita a callejear por rincones y asomarse a sus miradores, desde los que podemos ver, al oeste, la imponente Muela Monchen, al este la Vega de San Antonio y el Rebollar y al Sur, La Tarayuela.
Su término municipal es limítrofe con los de Mirambel, La Cuba, La Iglesuela del Cid, Fortanete, Cañada de Benatanduz, Villarluengo, Tronchón, Mosqueruela (Gúdar-Javalambre), Olocau del Rey (Els Ports) y Portell de Morella (Els Ports).
Durante parte de la Edad Media era un enclave musulmán que fue tomado por el rey Alfonso II en 1169. Treinta años más tarde los Templarios la convirtieron en cabeza de los siete municipios que formaron la Baylía de Cantavieja. Tras la extinción de la orden del Temple sus bienes pasaron a la orden de San Juan de Jerusalem que la gobernó durante más de 500 años. El siglo XVII representó su apogeo gracias a las riquezas que generaba la ganadería ovina y el comercio de la lana. Es en este momento cuando se construyen las casas solariegas, la ermita del Loreto, el hospital de San roque y se amplía la iglesia de la Asunción. La zona volvió a tener importancia con la Primera Guerra Carlista entre 1833 y 1840. Ramón Cabrera, “el Tigre del Maestrazgo”, la convirtió en la capital del carlismo. Y, al igual que el resto de la comarca, también sufrieron los desmanes de la Guerra Civil.
La mejor manera de visitar la localidad es contratar los servicios que ofrece la oficina de información y turismo. Iniciamos por la plaza porticada, una de las más armoniosas de la zona, que reúne el ayuntamiento y la iglesia. El espacio de los arcos, la lonja o mercado, se sigue utilizando en la actualidad para el mercadillo de los lunes.
Ayuntamiento
Empezamos con el ayuntamiento que fue construido en el siglo XV y se amplió posteriormente. En la fachada aparece el escudo con los símbolos de la localidad: una torre defensiva, unos leones y una vieja. Cuenta la leyenda que en el siglo IV a.d.C. los cartagineses desembocaron en la península. Los hombres estaban en el frente y en el pueblo solo quedaban las mujeres, los niños y los ancianos. Cuando iban a atacarles una anciana comenzó a tocar un tambor desde la torre para dar la sensación de que había muchos habitantes para la defensa, los demás siguieron su ejemplo y así se salvó el pueblo. Todo este episodio queda reflejado en el escudo. Debajo aparece una inscripción que reza: “Esta casa odia la maldad, ama la paz, castiga los crímenes, conserva los derechos y honra a los honestos”
El salón de plenos, de grandes dimensiones, con artesonado de madera labrada y amplias ventanas góticas que dan a la plaza, indica el poderío que tuvo. Ahora los plenos se celebran en un espacio más pequeño, dedicando este gran salón a usos culturales, bodas civiles y actos políticos.
La estancia lateral alberga el archivo histórico (es la balconada que da a la plaza), recogiendo los documentos de los 16 pueblos de la comarca. Tiene una curiosa caja de caudales que requería de tres llaves para poder ser abierta. Al lado está el antiguo archivo.
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción
En uno de los lados de esta magnífica plaza porticada se construyó la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción entre 1730 y 1745 por el arquitecto Antonio Nadal, siguiendo el modelo de la basílica del Pilar. Se levantó sobre un antiguo templo gótico de que solo quedan los arcos de la lonja y la puerta principal bajo la torre. Es de grandes dimensiones, tiene tres naves, cubriéndose la central con bóveda de medio cañón con lunetos. Las familias nobles aportaron fondos e hicieron capillas propias como símbolo de ostentación y riqueza, con altares barrocos que fueron expoliados durante la Guerra Civil. La torre de la iglesia se construyó en 1612 sobre la calle Mayor. Dentro de la torre, el espacio que ocupaban el campanero y su familia es ahora sala de exposiciones. También se trasladó aquí la escuela de San Juan del Barranco, una aldea abandonada a 15 kilómetros, que tuvo escuela de 1918 a 1970. En otra estancia se puede ver el reloj de la torre, restaurado y en otra los objetos y vestidos de la fiesta de San Antón, la fiesta de invierno en la que se hace una hoguera en la plaza, se bendicen los animales y salen “los demonios” corriendo a los niños. También hay unas vitrinas con cerámicas y objetos de casas de San Juan del Barranco.
Recorrido por el pueblo
Unida al Ayuntamiento, se encuentra la Casa Bayleo de los Osset. Construida en mampostería y sillería en las zonas estructurales, posee tres escudos en las dovelas centrales del arco. La planta alta, en la fachada que da a la plaza Mayor, cuenta con balcones con dintel de madera y rejería de forja. Ramón Cabrera residió en esta vivienda durante su estancia en el pueblo;
Nos dirigimos al antiguo castillo templario del siglo XII ubicado en un lugar estratégico desde donde se podía contralar todo el territorio. Durante la Guerra Carlistas quedó muy dañado pero aún conserva alguna muralla, torreón y aspillera.
La iglesia de San Miguel del siglo XV, restaurada recientemente, fue construida por el comendador de la orden de San Juan, Gonzalo de Funes, con el fin de ser enterrado en ella, junto con su sobrino. Pertenece al Estilo gótico levantino, consta de una nave única cubierta con bóveda apuntada de sillería. La cabecera de cinco lados se cubre con bóveda de crucería y contiene numerosas marcas de cantero. La portada se abre a un atrio formado por tres arcos apuntados. En el interior destaca el sepulcro de alabastro de Gonzalo de Funes, Bayle de Cantavieja, y Castellán de Amposta, realizado en 1415. Hay 26 escudos conservados, destacando el del propio Gonzalo, con la cruz de la orden de San Juan y las colas de armiño presentes en su escudo familiar.
Desde la calle San Miguel, se accede a la Plaza Aula y al Mirador de El Portillo sobre la antigua muralla. Pasamos por la muralla y los tres torreones, a los que se adosan las casa dirigiéndonos al barrio de las eras con las tiñadas (casetas o pajares) para acceder a la nevera.
En la calle Mayor nos encontramos con la oficina de turismo y el Museo de las Guerras Carlistas donde se muestra la evolución y sus consecuencias a través de la huella que dejaron en la zona del Maestrazgo.
Nevera
Era municipal como en Mirambel. Está excavada en el suelo cubierta con piedra seca en las paredes. Por el agujero superior se echaba la nieve que se chafaba con capas de paja haciéndose hielo; un agujero en el piso hacía de desagüe. Los bloques de hielo se extraían con un sistema de poleas y lo vendían para conservar alimentos y medicinas. Se llevaba a vender hacia Castellón, por la Ruta del hielo, con carros, y era una buena fuente de ingresos municipal. Estuvo activa hasta 1930.
Curiosidades de Cantavieja
El término municipal de Cantavieja contiene un valioso patrimonio natural. Cuenta con tres Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) y una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). El LIC «Muelas y Estrechos del Río Guadalope», al este del término municipal, es un espacio de gran importancia para la fauna y flora por la existencia de cañones fluviokársticos y estrechos valles excavados por la red fluvial, siendo los árboles predominantes el pino negral y albar. Además, cuenta con tres enclaves singulares de flora catalogados y varios árboles monumentales, como el Pino de Torre Altaba (pinus nigra, con 1,45 m de diámetro) y el Enebro de Mas de Perales (juniperus oxicedrus).
El río Cantavieja también ofrece parajes interesantes. Pasear bajo la mirada atenta del buitre leonado, vigilados muchas veces desde los altos por la cabra montés, e incluso ser capaces de seguir el rastro de algún tejón, es solo una pequeña muestra de lo que podemos encontrar a pie o en bici. Saliendo por la carretera a Mirambel, nace a la izquierda un sendero señalizado (antiguo GR-8 dirección Fortanete) que discurre a media ladera acercándose al río; de ahí se sigue por el PR-TE 68 hasta ascender a una calzada que vuelve a Cantavieja.
Desde el área recreativa del Rebollar, con parque botánico, cueva, fuente y merendero, hay una buena panorámica de Cantavieja. Es también Camino del Cid, en el llamado anillo de Morella.
Hay un bonito paseo a los pies de las murallas, con vistas a la vega y al rebollar. En bicicleta se puede hacer la Ruta de las Masadas y Casas de San Juan y el Camino de los Pilones, ambas señalizadas y formando parte del Centro BTT Maestrazgo.
En coche, se puede hacer el Mirador de La Tarayuela, por la carretera a Mosqueruela, a 5 km, pudiendo llegar a pie hasta la cruz (1738 m), por un camino no señalizado. El Mirador de los Cuchillos está a 4.5 km dirección Teruel.
Son famosas sus ferias de ganado, en septiembre, y la feria comercial el último domingo de mayo.
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