Visita a Castellote
Declarada Conjunto Histórico el 1 de julio de 1982 y Bien de Interés Cultural el año 2007.
El acceso al pueblo se realiza por un túnel que se inauguró el 8 de agosto de 1899. Éste se abre en la montaña sobre la que se asienta la localidad. Anteriormente se debía dar la vuelta a esta elevación haciendo más costosa y larga la llegada.
Castillo
La visita al conjunto histórico de Castellote se inicia con la subida al Castillo.
Las calles por las que se realiza el ascenso conservan su empedrado tradicional, de cantos rodados, con la doble finalidad de desagüe y apoyo para evitar caídas con el hielo.
En la última restauración se ha optado por poner unas traviesas, en el camino, para facilitar la subida y evitar la continua erosión al tratarse de una zona arcillosa.
En esta subida nos encontramos con el mirador de La Sabina, con una vista panorámica del pueblo, donde sorprende la plaza de toros y unas naves pertenecientes al ganadero Teodoro Adell Royo. De esta ganadería salen los toros de lidia que llevan a Teruel, a las fiestas de La Vaquilla para el “toro ensogado”. La vista de los alrededores incluye la presa del pantano de Santolea, construido en 1932, los desmontes de las minas de lignito, la replantación con almendros, las tierras de labor y los aerogeneradores ubicados entre el término de Morella y la montaña de Castellón.
La restauración del castillo ha sido realizada por el Ayuntamiento de Castellote en colaboración con los Ministerios de Fomento y Cultura, dentro de los programas para la conservación del patrimonio arquitectónico e histórico, el famoso 1% cultural. Esta fase se concluyó e inauguró el 22 de marzo de 2011.
Al desescombrar se propició que las dos estructuras, la templaria (sillar) y la de la reforma carlista (ladrillo y baldosa), puedan apreciarse. Además se ha levantado un muro de un metro de altura siguiendo el trazado original. Para reconstruir las distintas estancias se utilizaron los planos existentes en el Museo del Ejército, los mismos que empleó Espartero. Se pueden apreciar restos del fuego bajo, del horno de pan cocer, del torreón templario en lo alto del castillo, la Torre del Homenaje, las bodegas, los restos de la sala capitular y los aljibes, llama la atención uno de ellos cubierto con una espectacular bóveda de piedra conocido como “la nevera”.
La sala capitular y los dos aljibes gigantes, con aliviaderos que van a parar al Barranco del Llovedor, sufrieron una reforma en la época carlista, cambiando el curso del canal de las aguas a través de una canalización que se ve perfectamente. En las troneras de esta parte se puede observar el grosor de los muros y, dada la altura de la edificación, se puede calcular lo que todavía podrían desescombrar. En las aspilleras se observa la base original, el sillar, y luego el yeso o aljez, es decir, la mampostería.
Desde las almenas en la parte alta del castillo, donde estaría el cuerpo de guardia, se divisa todo el recorrido del camino de acceso al pueblo, el camino de Seno y un aljibe fuera del castillo. Y se divisan: Las Planas de Castellote, Los Alagones, Jaganta, Las Parras de Castellote, Abenfigo, Mas de las Matas, Aguaviva y La Ginebrosa.
Entre las curiosidades del castillo cabe destacar que las marcas de cantero son iguales a las de la Iglesia de San Miguel (pata de oca, estrella, compases, escuadra…) Además muchas edificaciones del pueblo están realizadas con sillares del Castillo.Historia del Castillo
Al ser un territorio fronterizo entre los árabes y cristianos se cedió a la orden militar de los Templarios con la doble finalidad de defensa y salvaguarda de la fe cristiana.
Es un castillo fortaleza templario (1196-1308), así pues, militar. La estructura templaria se distingue muy bien por los sillares de la construcción. En 1308 llega la orden de San Juan de Jerusalén, que permanece hasta el siglo XVIII.
Durante la primera guerra carlista, en 1837 lo visita el infante Carlos, aspirante al trono frente a Isabel II, que lo reforma para optimizar su defensa.
En 1840 se instalan cuatro batallones carlistas en el castillo y en Castellote treinta y dos isabelinos. El general Espartero propone una rendición que no se da. Los carlistas queman las ermitas de San Lázaro, San Pedro, San Cristóbal y el puente levadizo y se hacen fuertes en el castillo, en la torre del homenaje. Espartero dinamita y quema todo el castillo. Los carlistas tardaron cuatro días en capitular, pese a ser una toma muy dura, a juicio de Espartero, que reconoció el valor de los resistentes y perdonó la vida a los pocos que quedaron.
Durante las guerras carlistas la quema de lo que pertenecía a los liberales fue habitual en estas tierras, así sucumbieron el Convento Servita de Cuevas de Cañart y el Covento-Torre de Montesanto en Villarluengo.
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