La Casona
La actual casa rural La Casona fue durante el siglo XVIII y la primera mitad del XIX la Casa de los Duques de Híjar en Urrea de Gaén. En ella vivía el administrador local que los duques tenían en el pueblo para gestionar sus propiedades y rentas y cuando los duques recorrían sus posesiones, se alojaban en la planta noble.
La configuración actual del inmueble corresponde a la reedificación de finales del siglo XVIII diseñada por Agustín Sanz.
La casa permaneció en manos de los duques hasta que en 1860 el XII Duque de Híjar, José Rafael Fadrique de Silva Fernández de Híjar y Rebolledo Palafox Abarca de Bolea (1776-1863), se vio obligado a venderla a consecuencia de la profunda crisis económica que padecía el ducado desde la disolución del régimen señorial.
El nuevo propietario fue uno de los hacendados más ricos del pueblo durante el reinado de Isabel II, José María Tomás. A esta etapa corresponde el aspecto actual de la fachada principal. Tiene una magnífica escalera con lucernario.
Está situada en el centro del pueblo, con vistas a la calle Mayor y a la plaza de la Iglesia. Puede albergar a 12 personas y está distribuida en dos plantas, cada una con tres habitaciones personalizadas y un baño completo compartido. Además, en la segunda planta, en la zona oeste de la casa y apartado de las habitaciones, hay una zona de uso común con cocina completamente equipada, terraza, aseo y salón con estufa de leña.
Las habitaciones tienen nombres de monedas: Alfonsina, Ducado, Escudo, Real, Maravedí y Corona.
El sistema de aire acondicionado ideado por Agustín Sanz hace que el fresco de las bodegas circule por la escalera; el grosor de los muros aísla del calor excesivo y una buena calefacción facilita la estancia en invierno.
Andrea hace que sus visitantes se sientan “como en casa” y además les facilita información, a modo de oficina de turismo. Nos dice que los que se alojan allí valoran mucho la tranquilidad, la desconexión de la vida ajetreada (aunque la conexión con wifi está presente en todas las habitaciones); hay una televisión en el salón con idea de compartir espacios comunes entre quienes se acercan a una localidad tan pequeña para descubrir una nueva zona.
Habitualmente los alojados pasan el día fuera, siguiendo los consejos de la dueña y vuelven a cenar a La Maravilla.
En 2014 tenía categoría básica, en 2015 consiguen la superior.
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