Juana Francés. Una voluntad investigadora
Hasta el 5 de mayo se puede disfrutar de esta exposición, 54 obras de la artista de distintas procedencias (Fondos del IAACC, del Reina Sofía, del IVAM y del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante).
Producida por el Gobierno de Aragón y comisariada por María Pilar Sancet, está estructurada en torno a distintas etapas en las que configura su creación abstracta:
Informalismo, a través de las "Tierras" y "Pueblos y tierras de España", (1956-1963), con creaciones en las que trabajó con arenas sobre arpillera que darán paso a una obra intensamente matérica, en la que incorporará materiales de desecho domésticos y de construcción.
“El hombre y la ciudad”, (1963-1979), donde se adentra en la situación del ser humano en el contexto de la gran ciudad y un mundo industrializado que supone su cosificación, deshumanización y conversión en un engranaje; un discurso que se plasma en homúnculos, personajes creados por ella mediante materiales de desecho industriales.
“Fondos submarinos y Cometas”, (1980-1990), serie en la que la pintora se despoja de la carga narrativa y dramática anterior para presentar el fondo del mar y el cielo en movimiento.
Destacan por su singularidad una de las pocas cajas de luz que creó la autora, una pieza de joyería diseñada por ella misma y las tres "Torres Participación" procedentes del IAACC Pablo Serrano, el IAVM y el MACA. Junto a las obras de Francés se incluyen cuatro esculturas de Pablo Serrano (Ritmos en el espacio, Bóvedas para el hombre, Fajaditos y Unidad-Yunta) que dialogan con la pintura realizada en cada etapa por la artista y que permiten ilustrar cómo se influyeron ambos autores entre sí. Incluye, además, un audiovisual donde se repasa la obra de Juana Francés y que ha sido realizado por los alumnos del Grado de Iluminación del CPIFP Los Enlaces, fruto de la colaboración establecida con el IAACC Pablo Serrano.
La exposición ofrece, por primera vez, la posibilidad de ver reunida la obra de Juana Francés conservada en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia, el IVAM, el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante y el IAACC Pablo Serrano, las cuatro instituciones entre las que la artista repartió su obra. La exposición también incluye obras de otras instituciones como la Diputación Provincial de Alicante y la Fundación CAI, así como la colaboración de particulares.
En la página web del Museo se puede acceder a un estupendo catálogo de la artista, así como el folleto y la hoja de sala de la exposición, en pdf. http://www.iaacc.es
Introduce el apartado "El hombre y la ciudad. Construcciones", una poesía de Gloria Fuertes: Juana Francés y sus milagros:
Con unas gafas viejas,
las tripas de un reloj,
la tuerca de un piano,
tornillos de un demente,
te crea de repente
un señor.
Y viene la curación DEL CHISME PARALÍTICO,
la resucitación de OBJETOS MUERTOS,
la creación de SERES OBSERVANTES.
Juana Francés (Altea, Alicante, 1926 - Madrid, 1990), fue la única mujer miembro y fundadora del grupo El Paso. Se encontraron con Pablo Serrano en 1956 e hicieron una pareja artística hasta la muerte de Pablo en 1985, aunque tenían distintos enfoques creativos; ella prefería la intimidad para crear y él, rodearse de gente.
“Mi encuentro con Pablo fue fundamental. Fue hallar el amor a la vez que un camarada para recorrer juntos el camino del arte”. (Juana Francés)
“Juana: voluntad investigadora… desde lo aprendido por apresar y expresar, desde una convivencia responsable social, a la problemática del vivir contemporáneo, es una investigación permanente” (Pablo Serrano).
Juana Francés. Biografía. (Javier B. Martín en su web)
Juana Francés (Altea. Alicante. España 1924 - Madrid. España 1990) fue una pintora española, única mujer miembro y fundadora del Grupo El Paso. Francés fue una incansable investigadora plástica, transitando indistintamente entre la abstracción y la figuración.
Juana Concepción Francés de la Campa nació en Alicante el 31 de julio de 1924. Al terminar la Guerra Civil, en 1941, se traslada con su familia a Madrid. En 1945 ingresó en la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, con quien contó de maestro a Daniel Vázquez Díaz (1882-1969). En su primera etapa artística se puede intuir la influencia de Vázquez Díaz, al igual que muchos pintores de esa época que asistieron a sus clases. En 1949, Juana Francés acaba sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. En 1951, Juana recibió una beca del Instituto Francés por lo que se fue a París, donde terminó su aprendizaje. Ese mismo año, Juana participa en la I Bienal Hispanoamericana de Arte celebrada en Madrid. En 1952, Juana Francés realiza su primera exposición individual en la Sala Xagra de Madrid.
La primera etapa pictórica de Juana Francés fue figurativa con formas geométricas de mujeres, grupos familiares o maternidades. Esta primera etapa pictórica es muy lírica con influencias del surrealismo, el expresionismo, el cubismo y el realismo mágico, pero la pintora ya está buscando su propio estilo y su propio discurso. Trabaja mucho las texturas y ya innova con las técnicas, utilizando la encáustica antes que otros artistas como el estadounidense Jasper Johns (1930), con sus famosas “banderas”, o el pintor Modest Cuixart (1925-2007). Un dato importante a tener en cuenta fue la asistencia de Juana Francés al I Congreso de Arte Abstracto celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander en 1953. A partir de ese momento, comienza el abandono de lo figurativo que le lleva a un momento de transición, en el que practica la pintura abstracta, en un primer momento de tipo geométrico y que desemboca paulatinamente en la abstracción matérica.
En 1954, Juana Francés participa junto al que fuera su compañero en la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando, el pintor catalán Francisco Farreras (1927) y al pintor y escultor vasco Néstor Basterretxea (1924) en la XXVII Bienal de Venecia, exposición internacional de arte contemporáneo a la que asistiría de nuevo en 1960, 1964 y 1966. Tras un breve periodo de experimentación, una subetapa de dos años entre 1954-56, en la que realiza obras buscando nuevos lenguajes y técnicas en camino de la abstracción, en 1956 ya está definida su siguiente etapa: de abstracción informal. Son cuadros abstractos, de colores austeros (marrones, blancos, negros …), muy matéricos, en los que introduce arenas a la tela y en los que prima la dinámica del gesto, la acción, la emoción del momento, lo que la artista busca es transmitir al espectador sus inquietudes internas. Las obras no llevan título en un principio, después simplemente se numeran. En 1956, en el prestigioso Salón del Prado del Ateneo de Madrid realiza una exposición individual con este nuevo estilo. Será un importante paso en su carrera y en su vida, ya que en la muestra conoce al escultor Pablo Serrano (1908-85) con el que desde entonces convive y con el que más tarde contraerá matrimonio. Pablo Serrano, ya contaba con una sólida proyección artística, que adquirió durante los años que estuvo en Latinoamérica.
El estudio de nuevos materiales, una de las cosas que más le interesaban, hizo que su pintura evolucionara hacia el informalismo. Es el momento en que se adscribe a El Paso, iniciando una etapa adscrita al “informalismo matérico”. En febrero de 1957, Juana Francés se convierte en una de las fundadoras y única mujer del Grupo El Paso, junto a su compañero Pablo Serrano y los pintores Antonio Suárez (1923-1913), Manolo Millares (1926-72), Manuel Rivera (1928-95), Luis Feito (1929), Antonio Saura (1930-98) y Rafael Canogar (1935) y a los críticos de arte Manuel Conde (director de la Galería Fernando Fe) y José Ayllón. Más adelante, en 1958, se les unieron el pintor Manuel Viola (1916-87) y el escultor Martín Chirino (1925). El Grupo El Paso fue uno de los primeros movimientos vanguardistas de la España de postguerra, introduciendo las premisas del informalismo y del expresionismo abstracto en el país, y recogiendo el testigo de las vanguardias históricas. Francés participaría en las primeras exposiciones del grupo en la Galería Bucholz de Madrid y en la Sala de la Caja de Ahorros de Asturias en Oviedo. Cierta crítica a su obra, provoca la salida de Antonio Suárez y Juana Francés en 1958 tras las dos primeras exposiciones del grupo, en la que son acompañados por Pablo Serrano y Manuel Rivera.
En 1960, forma parte de la exposición Before Picasso, after Miró en el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York. Juana Francés continúa su evolución y a partir de 1961, en su pintura con arenas van surgiendo referencias paisajísticas y, además, se añaden nuevos materiales a los ya utilizados: botones de plástico, broches, piedras, conchas, trozos de cristal, cerámica, ladrillos, etc ... En 1961, expone en el Palais de Beaux-Arts de Bruselas y en 1962 en la Tate Gallery de Londres en la exposición Modern Spanish Painting. Es prácticamente la única artista española que expone en el extranjero en ese período.
Juana Francés abandona poco a poco el informalismo matérico (que no llega a ser total pues lo simultanea con nuevos estilos), y centrará su interés en el hombre urbano, abordado desde un punto de vista existencial. Se inicia su tercera etapa pictórica que ocupa desde 1963 a 1980, llamada por ella misma El Hombre y la Ciudad. En estos años aparece una preocupación constante por asuntos como el poder de los medios de comunicación o la tecnología (aparecen en sus obras imágenes de teléfonos, televisiones e incipientes computadores). Para la artista, estos elementos conducen inexorablemente a la incomunicación, el aislamiento y la soledad. El Hombre y la Ciudad evoluciona de modo irrefrenable en la serie Torres-Participación, si cabe, más dramática y expresiva, en la que continua indagando sobre las cuestiones existenciales ya mencionadas.
Al iniciarse la década de los años 80, se produce un brusco giro en su trayectoria y Juana Francés da por terminado este momento pesimista y oscuro. Es la etapa de Fondos Submarinos y Cometas. Abandona esa pseudofiguración humanoide y retoma de nuevo y con más fuerza la abstracción. El pesimismo y la oscuridad dan paso a la luz, al color, al vitalismo. En algunas, predomina lo geométrico. Otras, son más gestuales, y de apariencia biológica, con referencias a paisajes, fondos submarinos, cometas, etc. Esta etapa acabaría con su fallecimiento en Madrid el 9 de marzo de 1990.
A su muerte en 1990 ella quiso que toda su obra fuera dividida en cuatro partes y que formara parte de los fondos patrimoniales de cuatro ciudades españolas con las que tuvo una fuerte relación sentimental: Zaragoza (IAACC Pablo Serrano), Madrid (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía), Valencia (Instituto Valenciano de Arte Moderno) y Alicante (Museo Arte Contemporáneo de Alicante).
En definitiva, la artista se acercó, de forma cíclica, tanto a la abstracción como a la figuración, entendiendo ambos conceptos de manera complementaria. Desde sus inicios realizó una investigación tenaz, por lo que trató diferentes lenguajes, usó diversos materiales y se vinculó a diferentes géneros. Por ejemplo, los aspectos que más le interesaron fueron: la figuración, la abstracción, la materia, el color, el paisaje y el ser humano. Si hubiera que definir de manera breve la obra de Juana Francés, dos son las palabras que podrían emplearse: búsqueda constante y versatilidad. Francés practicaría, desde sus inicios profesionales, una exploración incansable que le llevaría a lo largo de su carrera artística a recorrer diferentes lenguajes, materiales, asuntos o géneros. La figuración, la abstracción, la materia, el color, el paisaje, o el ser humano fueron algunos de los aspectos que interesaron a la artista y que dieron lugar, en diferentes momentos creativos, a una obra diversa, intensa, y sobre todo, muy coherente.
La primera etapa (1950-53) de la obra de Juana Francés se caracteriza por la presencia de una figuración hierática geometrizante, con temas de corte muy tradicional. Más adelante, en 1956, Francés comienza a experimentar con la abstracción. En 1957 tras la fundación de El Paso, comienza una etapa adscrita al informalismo matérico. Ya en los primeros sesenta, se insinúa en su obra una paulatina vuelta a la figuración que desemboca más adelante en la serie El hombre y la ciudad, momento de crítica, y pesimismo existencial. Este tipo de asunto evolucionaría más adelante en la serie Torres-Participación y más tarde en la serie Estructuras, hasta 1979. A partir de la década de los ochenta retorna a una abstracción de gran lirismo, plena de color y vitalidad, con referencias a paisajes, fondos submarinos, cometas, etc. Un aspecto relevante a destacar en esta trayectoria son los períodos de transición entre una etapa y otra que denotan rastreos, toma de decisiones y que anuncian los cambios que después se desarrollarán en diferentes series.
(Biografía de Javier B. Martín en su web)
(Fotos Pilar Sarto. Cartel de la exposición IAACC. Textos de la página web del IACC y de Javier B. Martín en su web)
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