Robert Ferrer i Martorell “El proceso de la forma”
En el Museo Salvador Victoria de Rubielos de Mora y hasta el 3 de febrero, se puede visitar esta exposición del artista valenciano afincado en Mallorca, Robert Ferrer i Martorell. Marie Claire Decay insitió en que expusiera porque veía una conexión con Salvador Victoria, en la preocupación por el espacio, por la geometría, por la luz, a pesar de la distancia generacional.
Horario: Sábados de 11 a 14 y de 16:30 a 19:30h. Domingos y festivos de 11 a 14h.
Conocí a Robert Ferrer en Madrid, conocí directamente su obra y se produjo un acercamiento con las preocupaciones estéticas y sociales del artista. Decidida ya la muestra para el otoño de 2018, además de las conversaciones habituales, se produjo en agosto la visita al Museo Salvador Victoria por parte de Robert y Aina. Yo vi que el artista observaba el espacio y la luz con especial detenimiento y pasó a medir -ya tenía los planos de la sala- todo. La altura, la línea de iluminación de los raíles de luz, todo iba encajando en un proyecto que el artista ya tenía preconcebido o que quizás estaba gestándose en su concreción. La sala tiene un balcón que normalmente está cerrado durante las muestras, por aquello de que las luces naturales y artificiales no se llevan bien con las disposiciones clásicas de las exposiciones. Abrimos el balcón y se produjo una fascinación. Robert admiró el bello paisaje que se divisaba: una gran mole de montaña con vegetación y piedras, un riachuelo al fondo y un azul inmenso y limpio en lo alto de nuestra visión. Pidió que aquella terraza pudiera estar abierta durante la muestra, que entrara la luz cambiante en la sala para inmiscuirse con su obra. Así se hará, como no podía ser de otra manera. (…) En la muestra se presenta una única obra, sus intentos y sus esbozos. La obra tendrá un protagonismo único. Un gran friso, una gran obra de 170 x 467 x 40 cm, “Porta oberta a l’inisible” ocupa la pared frontal, las otras obras y los bocetos están junto con la luz y el espacio al servicio de la única obra, la principal. Una obra poética y lírica que recuerda la simplicidad de Miró, el movimiento del Calder, los ritmos de Palazuelo, la lírica de Sempere, la espacialidad de Malevich, de Fontana, de tantos otros. Vemos una obra que vibra, que se mueve, que se expande; una obra lírica y poética que surge de la estricta metodología del artista. Como dice Jacobo Fitz James Stuart, el trabajo de Ferrer i Martorell es manual y perfeccionista y dice también que el artista pertenece a una estirpe de meticulosos ópticos, orfebres y cirujanos. Si en sus comienzos, -lleva Robert casi veinte años exponiendo- utilizaba los colores primarios, en sus últimos trabajos se ha limitado al azul, olvidando los rojos y amarillos, y en sus combinaciones con el negro, los metales, vidrios y metacrilatos, además de los extensos blancos, logra unos efectos poéticos que nos estremecen y emocionan. Robert Ferrer i Martorell es un artista meticuloso, es un poeta que busca la luz, se desenvuelve en el espacio y se comunica con nosotros quizás mucho más con lo que no se ve que con lo que vemos. La sugerencia infinita sobrevuela en el ambiente en el que viven y se mueven sus obras. Nos encontramos en las maneras en que se ha desenvuelto el artista en la Galería Espacio Valverde y en el Instituto Cervantes de París.
(Ricardo García Prats en el catálogo de la exposición)
ROBERT FERRER I MARTORELL 1978. Valencia, España Licenciado en 2004 por la facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia. Complementa en la misma universidad, su formación con los cursos de Doctorado en Grabado y Estampación al mismo tiempo que inicia su actividad expositiva. En 2008 consigue el primer premio “Art Jove” del Gobierno de las Islas Baleares y en años posteriores se adjudica entre otros el primer Premio de Artes Plásticas “Rei en Jaume” en Mallorca. En Madrid es representado por la galería Espacio Valverde con la que asiste tanto a ferias nacionales cómo internacionales desde el año 2012 tales como Pinta Art Fair y Volta en Nueva York, Art Dubai, Art Lima y próximamente ArtBó y Arco Madrid 2019. Con la galería Parisina Lina Davidov ha expuesto cuatro muestras individuales y ha presentado también su trabajo en el Instituto Cervantes de París. Ha expuesto con la galería Kabe Gallery de Miami y con la galería Pep Llabrés Art contemporani de Mallorca con la que próximamente participará en la feria Estampa de Madrid. Si revisamos su trayectoria podemos comprobar como la luz y el tratamiento de ésta han constituido un factor esencial en el desarrollo de su inquietud creativa, producida desde los extremos de la abstracción y de las tendencias minimalistas. En un mundo donde prima la inmediatez, la obra investiga cuidadosamente las acciones verdaderamente importantes para el ser humano, haciendo que las emociones, la luz y los sonidos interiores afloren al exterior. Lo hace bajo un alfabeto purista, de liturgia misteriosa y sensitiva, modulado por silenciosos espacios de tiempo en el cual se mecen ingrávidas formas nacidas de la realidad, que, lanzados en formación geométrica, proporcionan un universo poéticamente abstracto. En el año 2017 es invitado por el coleccionista Alberto Rebaza a realizar la “Residencia de Al lado” en Lima. Simultáneamente realiza su primera exposición en la galería Impakto “Geometría Suspendida” junto a Michelle Prazak. Participó en el año 2018 con Impakto en la feria Art Lima y para el próximo año 2019 presentará su nuevo trabajo en la misma galería al tiempo que realizará su exposición en el IPCNA de Miraflores.
(Catálogo de la exposición)
Vislumbrar el proceso de una gran obra es lo que Robert Ferrer tan generosamente nos brinda en esta exposición: mostrando los planos, las maquetas e instantáneas de distintos momentos en los que se puede apreciar como los aluminios se van desplegando hasta alcanzar su equilibrio y potencia poética.
Una de las particularidades de Robert Ferrer es la importancia que le da al trabajo manual. Esa frescura tan singular que tiene su obra dentro de una tradición tan analítica como la geometría está directamente relacionada con el pensamiento de la mano, con esa férrea voluntad de manufacturar él mismo todas y cada una de sus obras.
Por eso invito a todo aquel que tenga la fortuna de estar disfrutando de esta exposición a contemplar todas y cada una de sus partes no solamente como las fases abstractas de un proyecto sino como el desenvolvimiento manual de alguien que dobla, apunta, corrige, compara, sujeta, pega y manipula el espacio.
Nuestra mente cada vez más informatizada olvida aquellos ámbitos en los que el resultado no es la mera ejecución de un plan. Al igual que un ser vivo es algo más que el desarrollo matemático de sus genes, en el arte es muy importante todo lo que ocurre en medio.
Es ese lugar misterioso que hay entre la intuición y la manipulación, entre el plan y el resultado donde nacen y se despliegan nuevos mundos, es ahí donde radica la diferencia entre técnica (τέχνη) y tecnología.
Robert trabaja siempre mediante el desarrollo de familias en las que una nueva idea aparece, permuta, se multiplica, se desarrolla y da lugar al nacimiento de una nueva familia. Todo esto ocurre con un tempo muy particular, con sus variaciones, escalas y leitmotivs.
Tras un recorrido multidimensional sobre las diferentes procesos creativos concluimos el recorrido con la obra, la única obra sobre la que órbita esta exposición en concreto.
Contemplándola, uno se imagina que alguien ha abierto un espacio en la pared para mostrar aquello que estaba oculto. Junto a las aberturas espaciales y cromáticas, unas finas líneas de aluminio oscilan en equilibrio inestable con la lentitud e intensidad de una perpetua búsqueda de significado.
La geometría, al igual que la música, cifra a mi entender un gran misterio que pone en juego matemática, percepción, sentimiento e intelecto; quizá por eso Schopenhauer argumenta que si lográramos resolver el enigma de la música, resolveríamos el enigma del universo.
Comprender por qué la ligera inclinación de un cuadrado sobre otro puede hacernos vibrar está más allá de nuestro alcance y quizá es mejor que así sea. Las manos de Robert como las de un pianista, saben, exploran y comparten un universo en el que podemos, temporalmente y en silencio, repensarlo todo de nuevo.
(Jacobo Fitz James Stuart en el catálogo de la exposición)
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