Luis Feito. Pinturas y dibujos 2002-2018.
En el palacio de Sástago y hasta el 3 de junio, se puede disfrutar de la pintura de Luis Feito, figura clave en el arte contemporáneo español reconocida internacionalmente y germen junto a Antonio Saura del mítico grupo El Paso. La muestra repasa las dos últimas décadas del pintor madrileño a través de 115 cuadros y dibujos de su colección personal realizados desde el año 2002 hasta la actualidad.
“Estoy asombrado, esta es la mejor exposición que me han hecho nunca… y llevo setenta años haciendo exposiciones –ha afirmado el propio Feito en la presentación de la muestra–. Estaré eternamente agradecido a la Diputación de Zaragoza por esta iniciativa, porque siempre me están juzgando por lo que hice hace 20, 30 o 50 años y no por lo que he hecho y he sido en los último años”.
Cristina Palacín, diputada delegada de Cultura de la DPZ, en la presentación valoró la energía de Feito, su gran sensibilidad “y una imparable fuerza interior que en estos últimos años le han permitido continuar con su trayectoria de viaje e investigación”.
Feito (Madrid, 1929) es el creador más cosmopolita del arte contemporáneo español. Ha vivido en París, Montreal, Nueva York y Madrid y ha recorrido gran parte del mundo. De hecho, sus constantes viajes, que entrañan cambio, conocimiento, tolerancia y riesgo, son una metáfora de su pintura y de su larga trayectoria.
Ante todo, Feito es un descubridor, y en sus lienzos bulle la libertad que ha sido el acicate de toda su creación. En su obra, siempre abstracta, no existe sujeción alguna a la forma, al color ni a la técnica. Y su trabajo plástico quema etapas sin solución de continuidad. Tanto el artista como su obra son inagotables, todo le interesa y de todos aprende: los maestros antiguos chinos, los pintores del museo del Prado, sus coetáneos… Otra de sus grandes señas de identidad es su ilimitada capacidad de asimilar y de hacer suyos –para su arte– los lugares y los objetos.
Nacido en el seno de una familia humilde de carniceros, Feito ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en 1950. Allí adquirió el dominio de la técnica pictórica, imprescindible para afrontar el camino personal que emprendió después. Sus primeras exposiciones individuales, ya con obras no figurativas, se celebraron en Madrid en 1954.
Tras completar sus estudios, se instaló en París e inició una larga relación contractual con la galería Arnaud. Durante las dos décadas siguientes, el trabajo de Feito fue elogiado por varios de los críticos de arte más influyentes de Francia.
En 1957, Feito participó en la génesis y la fundación del grupo El Paso junto a Antonio Saura y a otros pintores como Manuel Millares o Rafael Canogar. Esta aventura buscaba renovar el arte y el ambiente artístico español, y proporcionó a sus protagonistas una gran proyección internacional. En 1960, Feito participó en la exposición ‘New Spanish Painting and Sculpture’, celebrada en el MoMA de Nueva York, y fue reconocido con el Premio David Bright en la XXX Bienal de Venecia.
A comienzos de los sesenta, a raíz de un problema de salud, descubrió la meditación oriental y la pintura y la caligrafía chinas, que influyeron notablemente en su obra. También viajó a Japón, a Filipinas, a Camboya y otros lugares en los que siguió conociendo la cultura oriental.
Durante esos años, y también en la década de los 70, su relación con Montreal se fue haciendo más frecuente e intensa, hasta que en 1981 se trasladó a esta ciudad canadiense, donde vivió hasta 1983. Desde allí dio el salto a Nueva York, donde residió siete años evitando vincularse durante demasiado tiempo con ninguna galería neoyorquina. En 1990, regresó a Madrid.
En el año 2002, el Museo Reina Sofía organizó una gran exposición sobre la obra de Feito.
Ante todo, Feito es un descubridor, y en sus lienzos bulle la libertad que ha sido el acicate de toda su creación. En su obra, siempre abstracta, no existe sujeción alguna a la forma, al color ni a la técnica. Y su trabajo plástico quema etapas sin solución de continuidad. Tanto el artista como su obra son inagotables, todo le interesa y de todos aprende: los maestros antiguos chinos, los pintores del museo del Prado, sus coetáneos… Otra de sus grandes señas de identidad es su ilimitada capacidad de asimilar y de hacer suyos –para su arte– los lugares y los objetos.
Cree que el artista evoluciona y crece “arañando en la oscuridad. Uno siempre desea ir más lejos en el camino hacia esa utopía enorme que es el absoluto”.
Para el artista, lo importante es la trayectoria que se va trazando casi por intuición y con trabajo. “Yo no tengo un proyecto. Para mí cada día es nuevo, el trabajo es diferente, aunque en realidad lo mío no ha sido un trabajo, sino que es el gustazo de vivir una pasión”. Afirmó que no había trabajado en su vida pero que sí había arrastrado la pasión de la pintura, que ha desarrollado con talento y paciencia, esfuerzo y paciencia, “esta maravillosa profesión que dura todavía. El talento sin trabajo no sirve para nada”.
Enérgico y energético, con esa ancianidad vertiginosa de quien mira con desafío a la muerte, Luis Feito recordó a sus amigos aragoneses que integraron El Paso: al "superinteligente Saura", muy dotado para crear tinglados y emprender aventuras artísticas; recordaba algo menos al escultor Pablo Serrano y tuvo palabras cariñosas hacia Manuel Viola, que le enseñó los secretos del flamenco y con quien cerró algunos locales más allá de las 4 de la mañana.
Horario de de 11 a 14 h. y de 18 a 21 h. de martes a sábado y de 11 a 14 h. los domingos y festivos. Lunes cerrado.
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