Joaquín Escuder expone en el Palacio Montemuzo
Joaquín Escuder (Alcañiz, 1961) presenta “Cruzar las líneas”, un tratado sobre el espacio, una trama donde se tensa la razón y la imaginación. Ritmos, espacios, laberintos, colores, se dan la mano. Joaquín, actualmente profesor de la Universidad de Zaragoza en el campus de Teruel, participó en la Bienal Andorra-Sierra de Arcos. Le felicitamos por esta nueva exposición que permanecerá hasta el 8 de enero de 2017, de martes a sábado, de 10 a 14 horas y de 17 a 21 y los domingos y festivos de 10 a 14.30. Lunes cerrado.
Se interesa por las formas elementales que simbolizan los procesos de pensamiento: diagramas, ideogramas, signos, composiciones rítmicas que representan el interior y vincula sus series con la música, haciendo sinestesias entre color, sonido y tiempo.
El pintor tira las líneas: las tira y las siembra, las recoge y las vuelve a arrojar y compone figuras, instantes, esqueletos o arquitecturas. Y a la vez medita sobre algo que siempre le interesó: el cuadro como espejo, como torbellino de incidencias y desgarros, como territorio donde se libran muchas batallas: la batalla del color (…), de la forma, del pensamiento, la insolencia indomable de la línea recta que va y viene, que se expande y se repliega con una idea ansiosa de exactitud y belleza.
Su trabajo aparece bien retratado en el documental Joaquín Escuder. Todo son rayas, dirigido por Jean Marc Chouvel, en el que se muestra el proceso de creación de una parte de la obra del alcañizano.
Antón Castro, en el folleto de la exposición, define la obra de Joaquín como “código de escritura visual”:
Joaquín Escuder es un artista paciente y entusiasta, y quizá admita con naturalidad la idea de pintor intelectual. Pintor que piensa, que despliega en cualquier formato y en cualquier intuición o arrebato los arabescos de la complejidad. Por ejemplo, dos de sus obras se titulan “Nudo”. Juan-Eduardo Cirlot, en su Diccionario de símbolos, dice que alude a una “idea central de conexión cerrada (…) Como la red, el lazo, el entrelazado, el nudo expresa la idea de ligadura y apresamiento”, y también de atadura mágica. Si observamos estos cuadros con la parsimonia debida, y nos atrevemos a oír las preguntas que nos hacen, y dejamos que nos posean un poco las emociones con las que intentan atravesarnos, nos daremos cuenta de un principio elemental: el mundo visual de Joaquín Escuder está habitado por un ser que elabora un código íntimo de escritura, por un ente o una presencia que pinta para nosotros la novela geométrica del pintor, la narración rebelde del arte. Cruzar las líneas también significa ser libre.
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, doctor en Bellas Artes por la Politécnica de Valencia, ha sido profesor en las universidades Internacional de Catalunya y Murcia y actualmente lo es en la de Zaragoza. Ha expuesto individualmente en Madrid, Valencia, Zaragoza, Palma de Mallorca, Castellón y Cádiz y participado en varias colectivas, destacando las celebradas en Utrecht, Venecia, Paris y Tokio. Tiene obra en colecciones de instituciones públicas y privadas.
(Información extraída del folleto de la exposición).
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